sábado, 11 de julio de 2020

MONSEÑOR LEFEBVRE Y EL FIN DE LOS TIEMPOS. II





TIEMPO DE TINIEBLAS
Homilía de Octubre de 1987


Hemos llegado, yo pienso, al tiempo de las tinieblas.

   Debemos releer la segunda epístola de San Pablo a los tesalonicenses, que nos anuncia y nos describe, sin indicación de duración, la llegada de la apostasía y de una cierta destrucción:

“…Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios… Porque el misterio de la iniquidad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene. Entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida” (2: 1-8).

   Es necesario que un obstáculo desparezca. Los Padres de la Iglesia han pensado que el obstáculo era el imperio romano. Ahora bien, el imperio romano ha sido disuelto y el Anticristo no ha venido.

   No se trata, pues, del poder temporal de Roma, sino del poder romano espiritual, el que ha sucedido al poder romano temporal.

   Para Santo Tomás de Aquino se trata del poder romano espiritual, que no es otro que el poder del Papa.

   Yo pienso que verdaderamente vivimos el tiempo de la preparación a la venida del Anticristo. Es la apostasía, es el desmoronamiento de Nuestro Señor Jesucristo, la nivelación de la Iglesia en igualdad con las falsas religiones.

   La Iglesia no es más la Esposa de Cristo, que es el único Dios.

   Por el momento, es una apostasía más material que formal, más visible en los hechos que en la proclamación. No puede decirse que el Papa es apóstata, que ha renegado oficialmente de Nuestro Señor Jesucristo; pero en la práctica, se trata de una apostasía.

   Nota del blog Si vis pacem, parabellum: Recordemos que Monseñor Lefebvre jamás vió el pontificado del Papa actual ni del anterior (Benedicto XVI). ¿Qué hubiera pensado?... ¿Qué hubiera dicho?...



   Fuente: Páginas Celebres de Monseñor Marcel Lefebvre

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